Existen una serie de productos a los cuales se les relaciona con las siglas FMCG, que responden al término inglés Fast Moving Consumer Goods, es decir, bienes de consumo rápido, que se caracterizan por su alta rotación y un ciclo de vida muy corto y de escasa durabilidad.
Se le llama así a este tipo de mercancía, normalmente, por tratarse de productos que tienen un consumo fresco y perecedero, como puede ser el caso de algunos alimentos de rápida caducidad. También podemos considerar como FMCG a aquellos productos cuya producción es estacional y que, en muchos casos, son concebidos para que su consumo se centre en campañas o épocas del año muy concretas, como puede ser el caso de Navidad o de los meses de verano.
Los nuevos hábitos de consumo vienen claramente determinados por el incremento de las compras a través de plataformas de comercio electrónico, lo que ha provocado que este tipo de productos tengan cada vez un mayor hueco y demanda en el mercado. Este segmento está creciendo de forma exponencial, lo cual aporta a muchas empresas un amplio abanico de oportunidades. Sin embargo, también les obliga a dar respuesta a una serie de retos que vienen dados por las exigencias que lleva implícita la estrategia de distribución de los productos considerados como bienes de consumo rápido.
La cadena logística, clave en el éxito de este tipo de productos
Como hemos explicado en diversas ocasiones en nuestro blog, la cultura de consumo online genera que las plataformas de comercio electrónico tengan como clientes a usuarios cada vez mejor informados, a la vez que exigentes, que esperan que las empresas respondan de manera efectiva a las compras que realizamos en cualquier parte del mundo.
En el caso de los productos FMCG, la efectividad y agilidad entre la compra y la recepción de la mercancía, adquiere todavía mayor relevancia, ya que a las expectativas que ya de por sí marcan los propios consumidores, se le añade la necesidad de que este tipo de productos lleguen a sus manos de la manera más rápida posible.
Por todo ello, en las operaciones relacionadas con los Fast Moving Consumer Goods la cadena logística y de suministro tienen una gran importancia, debido a que es esencial cumplir estrictamente con los tiempos de almacenaje y de entrega, así como en los procesos de picking y packing, para garantizar el correcto embalaje de los productos antes de ser transportados. Uno de los principales objetivos de las empresas que comercializan estos productos es simplificar la cadena de distribución, para que cuenten con el menor número de intermediarios posible y, de esta manera, se puedan acortar los tiempos de entrega.
Transporte programado, la solución ante la exigencia de acortar los tiempos de entrega
En este sentido, la manera de organizar la distribución de los productos tiene una importancia capital, ya que en muchas ocasiones los FMCG necesitan ser entregados, durante el mismo día o al cabo de pocas horas de haberse realizado la compra. En estos casos, la coordinación entre comercios online y empresas de transporte es clave para garantizar a los consumidores que el producto llega en las mejores condiciones a su destino.
Para dar respuesta a las necesidades de los envíos de bienes de consumo perecedero la utilización de tecnología capaz de organizar y automatizar las entregas (así como la posibilidad de programar envíos para asegurarnos su máxima efectividad) es fundamental para acortar los tiempos. Precisamente, estos son dos de los aspectos distintivos de Paack, cuyo modelo operacional, asegura las ratios de éxito en primeras entregas más elevados del mercado. Además, hay que sumarle nuestra apuesta por el servicio Paack Food, enfocado al transporte de alimentos, en muchos casos perecederos, que asegura que los productos se trasladan según sus condiciones específicas. A modo de resumen, podríamos concluir que el crecimiento del mercado de los Fast Moving Consumer Goods es una tendencia motivada por los nuevos hábitos de consumo, que establece nuevas exigencias a los distintos actores que intervienen en la cadena logística. Todo ello, provoca que la efectividad y las garantías de éxito en los procesos de transporte sea todavía más relevante que en la distribución de lo que podríamos considerar como mercancías convencionales.