Enviar comida a través de servicios de mensajería es una de las muchas posibilidades que tenemos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que los alimentos requieren, en algunos casos, de unas condiciones especiales de transporte. Por eso, son un tipo de “producto” con el cual debemos tener en cuenta varios condicionantes a la hora de enviarlos o recibirlos en los puntos de recogida de paquetes.
El boom de las ventas online también ha llegado al sector de la alimentación y, actualmente, contamos con múltiples canales para recibir comida a domicilio. Por una parte, la comida ya preparada que encargamos en restaurantes, que ya se ha convertido en un recurso habitual al que cada vez se apunta más y más gente.
También es muy frecuente recibir la lista de la compra por Internet en un supermercado. En ambos casos, los procedimientos son muy simples, ya que la comida se distribuye prácticamente en el mismo momento que realizamos la compra desde los propios establecimientos, o bien a través de empresas de transporte especializadas.
Sin embargo, la pregunta que intentamos responder en este post es si podemos enviar y recibir alimentos por mensajería, más allá de este par de casos. Por regla general, la respuesta es sí, ya que enviar comida no es excesivamente complicado, aunque deberemos tener en cuenta una serie de variables y normativas específicas, a las cuales debemos adaptarnos.
En este sentido, lo más relevante es que no podemos realizar envíos de los considerados como alimentos perecederos. Además, antes de realizar cualquier envío de comida hay que tener muy presente su punto de destino. No es lo mismo hacerlo dentro del propio país, que a nivel internacional o, incluso, a lugares fuera de la UE. En estos dos últimos casos, el tránsito será más largo y, en los países extracomunitarios, es muy posible que el paquete pueda quedar retenido durante algunos días en las aduanas.
¿Qué son los productos perecederos?
Alimentos como las frutas, la carne o el pescado son considerados perecederos, debido a que pueden deteriorarse de manera relativamente rápida si no se encuentran bajo determinadas condiciones. Son productos que, para mantener su buen estado, necesitan transportarse a temperaturas controladas, en algunos casos refrigerados o congelados, para asegurarse de que llegarán a su destino en un estado óptimo para el consumo.
Otro aspecto que marcará si se trata o no de un producto perecedero es su fecha de caducidad, ya que aquellos alimentos que caducan en un periodo inferior a 10 días también serán considerados como no aptos para ser enviados a través de mensajería convencional.
3 consejos para enviar alimentos por mensajería:
Especificar la fragilidad del producto
Los alimentos enlatados acostumbran a ser más fáciles de enviar, pero es conveniente que, si están contenidos en un recipiente de cristal o vulnerable, se indique en la etiqueta que se trata de un producto frágil. También es importante asegurarnos que, una vez en destino, el recipiente se halla en perfectas condiciones y que no ha sufrido daños por el camino.
Embalaje adecuado
En el caso de productos frágiles o envasados en cristal debemos proteger su contenido con un embalaje acolchado que minimice los posibles impactos que pueda sufrir durante el trayecto. También es muy importante que el paquete se encuentre en una caja cuyas medidas sean las adecuadas, para garantizar que dentro se encuentra perfectamente sujeto.
Etiquetado visible
Para el envío de alimentos las etiquetas deben estar bien visibles y contemplar correctamente todos los datos del producto, para evitar así posibles incidencias a lo largo del trayecto.
Envíos a temperatura controlada
Tal y como te hemos venido apuntando, enviar y recibir alimentos es posible, a excepción de los perecederos que, a la hora de ser transportados, deben hacerlo en unas condiciones especiales sujetas a normativas muy exigentes.
Algunas empresas de mensajería ofrecen servicios especializados para el traslado de lo que podemos considerar como productos sensibles. En nuestro caso, contamos con Paack Food, una solución de entregas programadas para alimentos y bebidas, que asegura la conservación de los productos transportados y garantizan en todo momento, que mantienen la cadena de frío, garantizando así, que llegan a su destino en las condiciones adecuadas para ser consumidos.